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2. Desafíate a ti mismo

Tu mayor enemigo eres tú mismo cuando haces wakeboarding. Es inevitable sentir miedo de lo que vas a hacer, y es bastante desalentador poner los ojos en la embarcación desde la que harás wakeboard, pero una vez que superas ese shock inicial y llegas a subirte a la tabla, la sensación de logro que obtendrás es increíble. Si tienes la determinación necesaria, aprenderás pase lo que pase, y pronto verás que no es tan difícil como parece. Además, a medida que vayas mejorando siempre habrá nuevos trucos y retos que superar que te llevarán constantemente a tus límites.

4. Mejora tu destreza

Este deporte en sí requiere una gran destreza general para realizarlo; hay cambios repentinos de dirección en función del movimiento de la embarcación y las olas, y tu cuerpo tiene que ajustarse para mantenerte a flote en consecuencia. Por eso mejorarás tu tiempo de reacción y tu versatilidad con los movimientos técnicos al seguir el ritmo de la embarcación y tener que mantenerte concentrado en lo que ocurre debajo de ti. Además, una vez que te inicies en las técnicas más específicas del wakeboard, entrenarás tu atención en los detalles y la conexión mente-músculo con tus manos y pies, para asegurarte de que estás en la posición correcta cuando aterrices un salto.